La educación es un pilar esencial en el desarrollo social e individual
de los pueblos por su responsabilidad en la formación personal y profesional de
los futuros ciudadanos. El sistema educativo se encuentra en un proceso de
reforma, que es inevitable ante la nueva realidad social, prestando especial
atención a una estructuración racional del proceso de enseñanza aprendizaje,
fijando en primer lugar y de forma expresa, unos objetivos a conseguir,
aplicando para ello una metodología y estableciendo unos contenidos. Así mismo,
potencia el aprendizaje de técnicas de trabajo y fomenta la adquisición de unas
actitudes acordes con los valores que informan las normas de convivencia
propias de un sistema democrático.
Es fundamental adaptar los aspectos cualitativos del sistema educativo
para facilitar la comprensión y la adquisición de capacidades de aprendizaje,
adaptación y crítica de los medios con los que han de convivir los alumnos. El
aspecto cuantitativo es más fácil de solventar, ya que los propios
recursos tecnológicos proporcionan las herramientas con las que acceder a
grandes volúmenes de conocimientos en diferentes formatos. Si se dota a un niño
de un ordenador, de un software adecuado, de la orientación y guías
convenientes, puede utilizar el ordenador para aprender por sí mismo, jugando
con él. Pero no nos olvidemos de que eso no es suficiente, puesto que la
pretensión es educar y no sólo instruir. Una de las finalidades de todo sistema
educativo es capacitar para comprender, crear y participar en la cultura que
nos ha tocado vivir. Las nuevas tecnologías suponen una forma de organizar,
representar y codificar la realidad. El docente no debe quedar ajeno a esta
situación.
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